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Mostrando entradas de septiembre, 2017

Mimí

Le daba igual París, Madrid, Barcelona, Amberes o Valsequillo. Al final todos eran lugares donde padecer con el recuerdo de Mímí. Recuerdos de su silencio nunca incómodo, su manera de ser del norte, lejos del exceso de palabras y sonrisas, su estar cerca sin estar demasiado cerca y nunca lejos, su estatura y delgadez, sus manos grandes, su juventud y sus pechos pequeños y puntiagudos.  Pero, sobre todo, el recuerdo de una llegada sin ruido, como la lluvia de principios de otoño, y de no haber sido necesaria otra cosa que haber dejado que las cosas sucedieran. Alguien que había llegado así nunca se iría, porque las despedidas siempre suponen ruido y temblores de tierras y de entrañas. Con Mimí todo eso era imposible, por eso sabía que nunca se iría. Cualquier intento por olvidarla estaba condenado al fracaso.

Haiku

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  En el m e d i o está la virtud

La vida a diario

Julio Ramón Ribeyro mantuvo un diario durante tantos años, con tanta indisciplinada regularidad, que acabó interactuando con su vida en un sistema de recíproca influencia. El sano juicio nos indica que el diario es un reflejo de la vida, un resultado de la misma, escrito cada noche a partir de los  acontecimientos del día. Obviamente esta rutina nocturna no es necesario que se dé, pero sí una relación causa-efecto. El diario es resultado de las vivencias. Sin embargo, llega un momento en que la literatura contenida en el diario crece y engorda hasta alcanzar la admiración de la propia persona que la escribe. El texto adquiere un peso propio y notorio, ajeno a quien lo vive. Deviene en causa y no efecto. Empiezan a hacerse cosas con el principal objeto de escribirlos en el diario y, como la literatura tiene sus exigencias, su forma y su estética, no queda más remedio que llevar una vida literaria. La otra fórmula, soez, grosera y falsaria, sería la de vivir cualquier hecho sin

de "Mamá se muere otra vez"

Me está encantando el libro aunque solo voy por el segundo capítulo, y quería compartirlo con vds., para un libro de autora canaria -aunque refrendada nacionalmente, que fue finalista del planeta- del que uno puede hablar con entusiasmo, no hay que dejarlo para después. La autora se llama Pepi Farray. Es profesora de educación en nuestra Santa Institución, pero también es fundadora de una Fundación dedicada a la cooperación para el desarrollo. Este es su único libro publicado, al parecer. Cada vez que el circo llega a la ciudad, se me arruga un poco el ceño imaginando esos domadores enfundados en unos pantalones de lycra, con los leones calvos y los tigres desteñidos, esos elefantes deprimidos que te juzgan con ojos entristecidos, esa carpa remendada mil veces con el olor característico de los solares que cede la ciudad para montar el espectáculo. Sentada entre el público, me voy convirtiendo en la mujer barbuda y lloro dentro del paquete de palomitas de maíz. Me entristecen tanto l

Buenos días, días buenos

Besos y abrazos desde las proximidades de mi ser. Me siento especialmente cerca de mí en estos días. Una compañía que celebro. Se ha atenuado la distancia conmigo mismo que me tenía constantemente exasperado y tenso. Creo que puedo tratarme a mí mismo con el cariño con que trato a los gatos que me rodean y, aunque parece toda una estupidez, es un paso de gigantes en la felicidad cotidiana y diaria sobrellevanza de los días. Alabados sean los dioses lares, cercanos y domésticos, sin pretensiones de ser venerados en grandes templos.

Un puñado de sombras de Leandro Pinto

Los relatos contenidos en Un puñado de sombras me han gustado. Al contrario que lo referido sobre Grietas en el tejado no he percibido en ellos ninguno de los defectos expuestos en aquella reseña, o al menos no de manera tan evidente como me resultaron allí, que terminaron por hacer sombra a la obra completa. Me maravilla la extensión de cada relato que permite hacer progresar la historia sin precipitación.( Me maravilla o admira, y sin embargo a veces se me hacen largos, un poco minuciosos, algo excesivos en detalles. El que me cansen un poco tal vez no sea defecto del autor sino del lector poco paciente ) Me agradan las descripciones dilatadas de las situaciones, la falta de efectos buscando una falsa sorpresa o una exagerada impresión de horror, es decir, la contención. Me gusta la expresión empleada, muy neutra, con un narrador prácticamente invisible cuando se trata del estilo omnisciente, y sin excesiva campechanía, cuando se narra en primera persona. En cuanto a las histori

¿ Por qué escribir ?

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(a propósito de una pregunta que llevo tiempo esquivando responder) Tengo algunos textos más bien irónicos sobre los motivos que me llevan a escribir. Gracietas. Las sentí sinceramente, porque sinceramente quería no tomarme el asunto en serio. Si me preguntan, intentaré responder, pero no creo que importe cuál es el motivo que le lleva a uno a escribir, siempre que, al final, se escriba. Para empezar, casi no me siento quién para decir por qué escribo, porque hace ya un buen tiempo que no lo hago, o lo hago muy de vez en cuando, sin rutina ni costumbre. Siento que las cualidades, si alguna vez se tuvieron, se van perdiendo o atrofiando con la falta de práctica. En fin, intentaré decir algo al respecto. En mi caso las motivaciones tienen que ver con la lectura. Los textos que me ha gustado leer me estimulan a escribir. Y, de una manera que me parece que muestra falta de voz propia por mi parte, lo que escribo, sin ser una réplica de lo que he leído, contiene sus evidentes influencias.